lunes, 12 de septiembre de 2011

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Hoy no es mi día. Desde luego. Estoy triste.
He recibido una llamada que me informaba la muerte del padre de una compañera del colegio. Eso me ha hecho  pensar en la muerte. Después en mi compañera y finalmente, en su madre.
Supongo que habrán tenido tiempo para despedirse. Pero la muerte nunca avisa de su llegada. Cuántas palabras habrán quedado sin decir, cuántos perdones por el camino, cuántos te quiero reprimidos.

Me he dado cuenta que a veces enfadarse no sirve de nada. Veo a mis abuelos y sé que algún día no estarán para reñirme o abrazarme cuando lo necesite. Y me apena, profundamente.
Me pongo tan sensible que ya no se ni lo que estoy escribiendo.  
Todas las cosas nacen y se mueren. Los sonidos, las plantas, las personas…el amor.
Hay muchas cosas que me gustaría decir antes de morirme. Pedir perdón a mucha gente. Decir te quieros también.

Esto va por todas esas personas a las que quiero, de un modo u otro. Os quiero

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