jueves, 8 de septiembre de 2011

Últimos rayos de sol

No hay nada como empezar con la rutina. Pero esto se hace difícil cuando el tiempo no acompaña. Y no es que no acompañe por malo, sino por bueno.
Cuando regresé a casa, hace dos semanas, divisé en el horizonte unos nubarrones que me daban la bienvenida al País Vasco. Me conciencié y mentalicé para guardar los bikinis y las gafas de sol en el armario para el año que viene, sin evitar mirarlos nostálgicamente.
Empiezo las clases. Y con su comienzo, el tiempo va mejorando. El sol decide recordarnos que sigue ahí, que todavía no se ha ido. Suben los termómetros. Caras de felicidad en las personas.


Me negué a ir a la playa. Ya me había mentalizado que otro curso más había empezado y suficiente había tenido los últimos días de agosto en el sur.
Pero hoy los rayos de sol y la brisa marina me han vuelto a seducir. He vuelto a experimentar esa placentera sensación al llegar a casa y ver que la jornada de sol ha dado sus frutos, que estoy más morena.
Aprovecharemos este sol de septiembre, aunque mi abuelo siempre dice: “Los meses que llevan R, no son buenos para tomar el sol”, y yo creo que tampoco son buenos para asentar la cabeza y mentalizarnos de que el verano se acaba.
Mientras tanto…

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