“Eneida, ¿Cuándo te vas a comprar una blackberry?” Fría me he quedado cuando me han hecho la pregunta. Ni siquiera me la había planteado. “No quiero una blacberry” he respondido.
A lo largo de la mañana he ido reflexionando. ¿Por qué no la quiero? Desde hace un par de años, el mundo de los móviles se ha revolucionado con la llegada de las mismas. Sin duda es un gran invento y dicen que muy útil para las personas que trabajan y andan en mil asuntos.
Sin embargo, a lo largo de estos dos años he ido “sufriendo” experiencias no muy agradables con estos chismes.
1- Quedar con mis amigos y mis amigos quedar con la blacberry
2- Estar en clase y ver que toda tu fila anda con el famoso “tiki-taka” sin pestañear y con la barbilla baja.
3- Oír un “PING” y que todo el mundo se revolucione.
4- Ver las famosas fundas de colores chillones.
5- Que una de tu amiga esté enfrente de la otra y se comuniquen mediante la “black”
Este mismo sábado, mientras estábamos esperando para cenar, miro en mi mesa, y veo que cuatro personas están sin parar de teclear. ¡MATADME¡ grité, y ni con esas logré captar su atención. Uno de ellos fue a pedir a la barra, y nos escribió diciendo que fulanito de tal andaba por ahí. No puede evitar reírme de lo absurdo que era.
Y esto me ha llevado a otra reflexión. ¿Tenemos la necesidad de vivir pegados a estas tecnologías? Cada vez sacan más trastos y por muy modernos e innovadores que sean, sinceramente, me estoy cansando un poco. El Ipad es otro ejemplo. Es chulísimo, pero quien me diga que prefiere leer ahí un buen libro (por 500€) a tenerlo en tus manos y olerlo, miente. Miente o no sabe lo que es esa sensación.
Y al final, me vengo a casa, pensando en si realmente la necesito o no. Me he dado cuenta que inconscientemente te crea una necesidad. Necesidad de depender de ello y necesidad de tenerlo para sentirte autorrealizada, aceptada por la sociedad.
No quiero decir que el Iphone o la “bb” no me gusten. Me parece que tienen unas aplicaciones impresionantes, por no hablar de lo estético. Tampoco quiero decir que si me la regalarían no la aceptaría, porque sería mentira.
Pero lo que no quiero es acabar dependiendo de un aparato a todas horas, hacer feos a la gente ni pagar X al mes por tener 10 jugos, Facebook o Tuenti en el móvil. Es que no quiero. Me niego. Bastante tengo con el ordenador que suficientes horas me quita. Definitivamente, no.